domingo, 1 de junio de 2008

Enamórate.

Luz de luna que ilumina a los amados y recibe sus pasos, su baile en el que se encontraron. Sale la curiosidad por la ventana y los mira, regocijandose con el placer que produce algo caliente en invierno, ellos dos. Se miran, se toman, se aprueban, sin primera ni última vez, aprovechan la helada noche que los acompaña en silencio cubriéndolos de un cielo espeso y negro que los adorna a los dos. Pasión de los amados que aceptan comentarios como flores al artista que celebra su noche. Vuelven, flotan en una cálida manta de sensaciones, que los une y los hace uno, con sus gestos y desiciones. Y en una fracción de segundo, se alejan, se hacen miles, se miran con el desprecio del caprichoso que se dio cuenta que lo tiene, y que lo va a tener para siempre.

Eso que nunca, podía ser alcansado.

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